14 de noviembre de 2010

Ruta de Carlos V - Plasencia

     Nuestros espíritu inquieto nos hace ser aventureras, soñamos siempre con recorrer aquellos hermosos lugares que la naturaleza nos ofrece, buscando siempre experiencias emocionantes, a veces sin importarnos cuantos kilómetros debemos recorrer, o las horas que debemos caminar, o el tiempo que va hacer, o la dificultades que tendremos que superar, nada de esto nos impide ser intrépidas, y aquí estamos, mi compañera Carmen y yo embarcadas en una increíble aventura.

      Salíamos el viernes por la mañana para pasar el fin de semana en Plasencia, desde Andalucía a Extremadura las autovías están muy bien y tras parar una vez en la Cuesta de la Media Fanega y otra en el Cruce de las Herrería llegamos a la ciudad sin ninguna dificultad.

Catedral Nueva

Fuente del Cabildo

Abuelo Mayorga - Ayuntamiento

Rincón de San Nicolas

     Plasencia, una maravillosa ciudad al norte de la provincia de Cáceres, situada en el Sistema Central junto al río Jerte, posee un hermoso núcleo urbano con una importante y amplia historia monumental.

Iglesia de Santo Domingo

Palacios de Mirabel

     Por la noche mientras paseábamos nos encontramos con el Rvd. Licenciado D. José Sendín Blázquez, Canónico de la Catedral de Sta. María de Plasencia, una persona importante en la ciudad, Director del Museo Catedralicio y encargado de Actividades Artística, autor de libros como: Mitos y Leyendas de Camino de Santiago del Sur, Vía de la Plata, Las Hurdes y La Alberca, etc. El último publicado ha sido Las Catedrales de Plasencia.


     Con mucha naturalidad comenzó a hablarnos de la rivalidad que existían en el S. XV entre la las familias nobles de la ciudad, había dos bandos, los de San Benito y los de Santo Tomé, en aquella época se odiaban a muerte.

      Nos relataba con mucha gracia que Dña. María Rodríguez de Monroy, conocida com "María la Brava" pertenecía al bando de Santo Tomé, las luchas constantes aterrorizaron al pueblo, las familias Solís, Maldonado, Manzano y Monroy, entre otras, se inmiscuyeron en un camino de luchas sin fin, todo por haberse empeñado en tener la absoluta hegemonía, paralizando la ciudad durante varios años, las cosas empeoraron cuando en una de las peleas dos hijos de Doña María fueron matados por los hermanos Manzanos, al enterarse de lo sucedido, ésta persiguió a los asesinos hasta llegar a Portugal, allí los mandó ejecutar y decapitaran, vengándose regresó a su casa con las cabezas, que depositó en las tumbas de sus hijos enterrados en la Iglesia de Santo Tomé, este hecho generó más violencia y más combates, por lo que los enfrentamientos se prolongaron durante 40 años más.

      Como se hacía tarde amablemente interrumpimos al Don Sendín, con la certeza de encontrárnoslo en otra ocasión, es una persona que te inspira confiansa y al hablar con él te deja el gusanillo de seguir escuchándolo, volveremos algún día con el fin de poder visitar las alturas de la Catedral, poco después entrabamos entrabamos en el Complejo Cultural de Santa María, alumnos/as hacian esculturas para un Museo de Videntes.





     El Grupo Placentino de Montaña había organizado para el domingo 14 la vigesimosexta travesía de la Ruta de Carlos V, que recorre supuestamente 24 km. entre Tornavacas y Jarandilla de la Vera, rememorando la ruta que siguió el Emperador el 12 de noviembre de 1556, cuando fue llevado mediante porteadores hasta el Monasterio de Yuste, está es la distancia que te marca en el díptico que te dan al comienzo de la actividad, pero en realidad son 28 km., comprobados por nuestros podómetros y GPS, mientras llegaba el momento de realizar dicha travesía disfrutamos de la ciudad monumental, de su gente y de sus costumbres.

     El sábado por la mañana realizamos la vereda del Camino de las Huertas, un sendero peatonal junto al río, comenzamos en el Parque de La Isla para llegar hasta la Presa del Jerte, un pequeño paseo de unos 10 km. aproximadamente.


     Accedimos al carril pasando el Puente Nuevo y seguimos aguas arriba, la mañana se presentaba gris, sin embargo la temperatura era ideal para caminar, disfrutamos de la exuberante vegetación de ribera, a través de alisos, álamos blancos y fresnos íbamos tomando altura, las pequeñas cascadas nos hacía de vez en cuando salirnos del itinerario.






      Al poco de comenzar nos percatamos de la espuma blanca que bajaba por el río, nos preguntábamos si este estaría contaminado, después el vigilante de la presa nos aclaraba que es debido a una especie de alga que crece en el fondo y que se está apoderando del río Jerte, provocando de este modo la formación de una especie de nata flotante, esperamos que pronto la Delegación de Medio Ambiente o la Confederación Hidrográfica del Tajo tomen carta en el asunto, ya que tenemos entendido que el problema viene de años atrás, nos apena saber que la fauna y la flora de este bello lugar algún día desaparecerá, o que los 45.000 habitantes de la zona están en peligro, ya que el embalse abastece Plasencia.



     Por la tarde bajamos al casco antiguo, visitando la ciudad monumental, no olvidéis si tenéis oportunidad pasar por el Convento de la Encarnación, hacen unos dulces que saben a gloria bendita, una diminuta y encantadora monjita nos atiende, Carmen le pregunta “Hermana que nos aconseja usted que nos llevemos, ya que nos somos de aquí y por aquello de que no se estropee en el viaje”, la Hermana muy salerosa le dice “menos a mí todo lo que hay, señalando el expositor”, nos reímos de lo lindo, con mucha delicadeza nos preparó unas cajitas con las deliciosos manjares.

Convento de la Encarnación

       La mañana del domingo se presentaba lluviosa, las predicciones eran de un 95 % de agua, salimos a la 7:00 h. desde Plasencia dirección Tornavacas, los autobuses iban dejando a los participantes en la entrada del pueblo, una lluvia espesa mantenía a la guardia civil alerta.




     Una vez que nuestro grupo volvió a reunirse, es decir la Familia Carrasco junto con los amigos y amigas que le acompañábamos comenzamos la jornada, un cartel nos indica el camino a seguir, pronto los jóvenes nos toman la delantera, atrás quedábamos los menos jóvenes disfrutando de la naturaleza viva.



     Nos adentrábamos en el Valle de Jerte, los parajes por donde transcurrimos nos muestra los colores otoñales, caminábamos entre barro y senderos tapizados de alfombras de hojas de castaños y robledales, el sonido del agua nos acompaña en todo momento, este primer tramo, llano y cómodo están llenos de conversación y buen humor.





     Avanzamos durante un buen rato siguiendo el cauce del río Jerte descendiendo la Garganta de la Serra, tras pasar una cancela continuamos por la ladera, atravesando el Reboldo, de vez en cuando alguna que otra torrentera o riachuelo, mientras contemplábamos la localidad de Jerte a nuestra derecha en el fondo del valle.




     Continuamos hasta el Collado de las Losas, pasamos el primer control, punto donde los menos aptos físicamente debían abandonar, el grupo de participante se redujo bastante, tengo entendido que unas 600 personas comenzaron el recorrido, gente de distintas edades, desde niños hasta personas mayores, la falta de experiencia junto con la escasa equipación y las condiciones meteorológicas hicieron mella en algunos componentes del grupo, después de picar y bajo la copiosa lluvia atravesábamos el Puente de San Martín.


     Dejábamos atrás la Garganta de los Infiernos y la Garganta de los Tres Cerros, continuamos por una sendero a través de un hermoso helechal, pronto disfrutábamos de las bonitas vistas que la Sierra de Tormantos nos ofrecía, ascendíamos por las Lomas del Cerro de la Encenilla para luego bajar un tramo de zona enlozada con enormes piedra, poco después estábamos en el Puente Medieval, reconstruido hace algunos años, es parada obligatoria de descaso, pero la intensa lluvia no nos permitía hacerlo, la espectacularidad de las cascadas que caía desde las cimas monte abajo o el sonido y la turbulencia de los rápidos del río Garganta de las Yeguas nos hacía vivir momentos indescriptibles, una experiencia inolvidable, no puedo explicar la percepción de las sensaciones vividas, encontrándonos en plena naturaleza salvaje escuchando los sonido de la madre tierra era maravilloso.







     
      Volviendo al sendero nos tocaba ascender, nos encontramos una subida en zigzag que vino a ser la mayor pendiente más larga que debimos superar, algunos tuvimos que tomárnosla con calma dosificando nuestras fuerzas, pero no revistió complicación alguna ya que el trayecto lo realizábamos dentro de nuestras posibilidades.





     Parte de las fuentes encontradas por el camino permanecían secas, no lo comprendíamos con el aguacero que estaba cayendo, solo la Fuente de la Peñalozana mantenía el chorro, llegábamos a la pequeña meseta conocida por Los Escalerones, denominada así por las formaciones rocosas allí existente, el grupo aprovecho el momento para comer algo, sin embargo el frío nos hizo desistir a algunos en la parada ya que íbamos calado hasta los huesos, prefiriendo caminar para no perder el calor del cuerpo.





Mary Poppins imitando a Julie Andrews

     Y como veridico es que Carmen en aquel instante se comía el bocadillo de pan de molde con tomate y jamón, o más bien lo que quedaba de él, amiga lo que hace el hambre. 

     Alcanzábamos altura admirando el tajo labrado por el río, nuestro sofoco nos silencia, casi media ladera habíamos subido cuando un hermoso corzo se cruzó galopando velozmente por nuestro costado derecho, algunos no se percataron siquiera, pero los que lo vimos alucinábamos, el trotar estruendoso monte abajo del cérvido despertó nuestra curiosidad, en un instante le vimos desaparecer.



      Del frondoso bosque pasamos a la vegetación arbustiva, estábamos cruzando la meseta de la Garganta de las Yeguas, rodeando el Risco de Peña Lozano accediendo a la zona de las Colmenillas, llegábamos al segundo control en la Garganta del Hornillo, ya hacía tiempo que nuestro grupo se había disuelto, en esta ocasión mi amiga Carmen y yo íbamos sola, los jueces bromeaban con hacernos el control de alcoholemia, ya que sabían de antemano que habíamos tomado sangría de la odre que los colaboradores del Club de Montañismo traían por el camino, estos iban disfrazados de época, competían al mismo tiempo para el concurso.






     Tras atravesar el puente de madera de reciente construcción continuamos la subida por húmedas sendas que nos lleva al techo del itinerario, el Puerto de las Yeguas, hace rato que el sol asomaba y calentaba nuestro huesos, después de conquistar la máxima cota del recorrido 1.479 m. aprovechamos la ocasión para descansar 15 m., ponernos ropa seca fue como volver a la realidad, no habíamos tenido oportunidad de parar durante el trayecto de subida, así que estábamos exhaustas.


Los chicos del Club de Montañismo


     Después de saciar nuestros estómagos y de calentar nuestros cuerpos bajo el maravilloso sol, recordamos las palabras del rey “No volveré a franquea otro puerto más que el de la muerte”, pobres porteadores tornavaqueños, el mérito debió de ser para ellos, y si les pilló la climatología al igual que a nosotros, ya te digo, ellos solo solicitaron del monarca después de finalizar la hazaña, una bota de vino, sí que eran humildes los condenados.




     Después del breve descanso nos tocaba descender, si fuerte fue la subida, ya os podéis imaginar la bajada, entrabamos en la comarca de la Vera del Valle de Tiétar, un tortuoso camino empedrado sumado a una espesa vegetación arbustiva nos hizo ralentizar la marcha, hacía algún tiempo que Carmen venía resintiéndose del gemelo, así que íbamos despacio bajando con precaución.




     Descendíamos zigzagueando por la la Garganta del Yedrón, un par de chicas descansaban con los pies metido en el agua del río, estaban bastante mal, íbamos prácticamente en el último grupo, continuamos faldeando la montaña, el vuelo de los majestuosos buitres nos acompañaba instantes después, la luna ya hacía rato que nos vigilaba, un maravilloso arcoíris nos sorprendía en el cálido atardecer, con sinceridad aquellos momentos los vivimos intensamente sin importarnos nada conquistar la meta.




Aldea Nueva de la Vera


     Llegamos al tercer control, con sentido común aconseje a mi amiga Carmen que era el momento de abandonar y que el resto del camino lo hiciera en Land Rover con los chicos de la Cruz Roja, al resto del grupo aún nos quedaba 45 m. de descenso para llegar al pueblo.


     Tras las indicaciones de los jueces continuamos ladera abajo, pronto se hizo de noche, no comprendo como la organización del evento permite que los rezagados o más bien los últimos participantes andén por el monte a oscuras, habría que pensar en otra solución.


      En fin hay estaba yo con un grupo de diez personas, entre las que venía dos lesionadas y tres crías, con mi pequeña linterna íbamos avanzando a trompicones, la total oscuridad junto con el desconocimiento del terreno me hacía recelar de donde poníamos los pies, buscando las señales del camino a seguir para no perder el rumbo, llegábamos a la carretera del Guijón de Santa Barbara a Aldea Nueva de la Vera, no había ninguna dirección indicada, gracias a unos de los participantes que nos dijo que debíamos subir unos 100 m. para encontrar de nuevo el camino.

     Ahora debíamos bajar por una pista asfaltada hasta el Puente de Palos, por el cual discurre la Garganta Jaranda, la completa oscuridad ya no nos permitía disfrutar del lugar, relantizaba nuestro caminar, solo oíamos la torrentía del río, buscando de nuevo la señales porque en este tramo es fácil perderse dimos con la alambrada del Camping, poco después oíamos el silbato de guardia civil, venía a nuestro encuentro.

     Conseguimos llegar al último control, el autobús nos esperaba en el filo de la carretera, mi pobre compañera ya hacía rato que andaba preocupada por lo que nos hubiera pasado, pero la única forma de llegar a buen fin, es tener calma en la adversidad, todos llegamos sanos y salvo, a excepción de las lesionadas, pobres chicas, aguantaron hasta el final, son unas campeonas.

     Terminamos la prueba, casi once horas de caminata, 16 km. ascendiendo y 12 km. descendiendo, superando un desnivel total de 1.911 m., 952 m. de subida y 959 m. de bajada, una pasada, amigos y amigas, no pudimos disfrutar del chocolate con churros que los Amigos de la Vera ofrece cada año en el Hogar del Pensionista de Jarandilla, nuestro recorrido terminó en el filo de la carretera, el autobús nos dejaba en tierra, gracias a Jesús que le insistía al chofer en esperarnos, no comprendemos porqué, ya que la organización te avisa de la hora de partida de dichos vehículos, pero no te dice nada del último en salir, otro erro por parte del Club, si pagas una inscripción estos deben de ser responsables de todos los participantes, sin excluir a los rezagados.

Los que se comieron los churros


     Una aventura que nunca olvidaremos y que repetiremos en sucesivas ocasiones por estas tierras extremeñas, quisiera agradecer desde aquí a la Familia Carrasco por su acogida y su hospitalidad, a los chicos por esperarnos en Jarandilla de la Vera, a Manuel Jesús por ser tan majo y considerado, preocupándose por nosotras, a la chicas por ser las campeonas, gracias de nuevos amigos.


     ¡Ah! La Organización no nos dio ninguna recompensa, pero el Sr. Jesús Monroy Sigler sí que nos obsequió con nuestros correspondientes diplomas.

Quizás lloramos, quizás reímos,
quizás no ganamos, quizás perdimos,
pero fuimos felices, amando lo vivido.

¡VOLVEREMOS!

2 comentarios:

  1. Carmen Carrasco Benito22 de noviembre de 2010, 10:43

    Hola a todos soy Carmen Carrasco y desde aquí quiero invitar a todas aquellas personas que se encuentren en buena forma física para hacer este recorrido. No es un perfil de senderismo, si no de montaña con lo cual físicamente es bastante más dura, pero desde luego merece la pena encontrarse en el interior de la Sierra de Gredos en plena naturaleza. El sentimiento de grandiosidad es fantástico. También quiero puntualizar algo que tere ha dicho sobre el rio Jerte. Es verdad que en algunos puntos una ,como gelatina espesa, afea el rio. Eso es debido a que como explica Tere proviene de unas algas microscópicas que, al agitarse por las corrientes segrega albúmina, que es como la clara de huevo cuando la batimos para hacer merengues. La prueba de la pureza de estas aguas es que desde hace tiempo habitan en ellas nutrias, que como sabeis, solo viven y se reproducen en aguas limpias, cristalinas y no contaminadas. Es más en algunas fotos que hemos hecho se ven los pequeños senderos por los que se mueven yendo del embalse al rio y viceversa. Espero que haya quedado claro este punto porque hay que dar al césar lo que es del césar. Los parajes por la sierra alta de Cáceres merecen la pena visitarlos, disfrutarlos y amarlos.

    ResponderEliminar
  2. Hola, soy Pedro veo todas las salidas de ustedes y me encanta, espero a animarme hacer algún día alguna con ustedes, gracias por explicarte tan bien y esas fotos tan claras, veo un grupo muy bueno.

    ResponderEliminar