30 de abril de 2011

Carmona

     Poco antes de salir, el intenso aguacero que caía en nuestra Villa nos hacía presagiar que la Ley de Murphi se cumpliría “Cuando algo tiene que salir mal las probabilidades de que salga mal es mucho mayor”, así que partimos hacia Carmona, con el cielo en parte despejado, pero según íbamos avanzando la borrasca nos alcanzaba de lleno.

     Después del acostumbrado desayuno llegamos a la Necrópolis Romana bajo una intensa lluvia, Isabel nuestra guía nos pasó al pequeño Museo cambiando un poco el itinerario, con la esperanza de que escampara, poco después continuamos con la visita.


     Observamos las distintas piezas arqueológicas encontradas en el S. XIX cuando se descubrió y se recuperó la zona donde se asentaba la antigua Necrópolis Romana, data del S.I y II a.C, época de Augusto.
Estatua de Servilia

     Elefante encontrado, la erosión climatológica a destruido su tropa y carece de colmillos, que posiblemente era de otro materia y no ha sido encontrado, posiblemente espoliado.

     Recorrimos el cementerio de hace 2000 mil años, la lluvia no nos impidió disfrutar de los antiguas modos de enterramientos romanos, fundamentalmente incineraban los cuerpos depositando las cenizas en criptas recubiertas de una lápida donde grababan el nombre del difunto.

     Las zonas de piedras rojas nos cuenta que fue fosa de incineración, las rocas se vuelve de tono rojizo cuando alcanza altas temperaturas.

     Predomina la técnica del mausoleo colectivo, con nichos individuales a la cual se accedía mediante escaleras talladas en la piedra, una vez en la cripta se observa los distintos niveles donde se colocaba las urnas de un modo jerárquico.


     Destaca dos construcciones, el Templo del Elefante, y la Tumba de Servilia, esta última de grandes dimensiones, probablemente correspondió a una importante y notable familia acaudalada de aquellos tiempos, con influencia helénica.


    El Templo del Elefante se levantó para honrar a los Dioses orientales de Cibeles y Attis, la Diosa Madre de la Naturaleza, la Vida y la Muerte y el Elefante, como símbolo de eternidad.







     Observamos dos manos que sostiene un remo, se cree que es el barquero y una mujer sentada ante una balanza, la difunta. Nos cuenta la historia que para pasar a mejor vida, Carontes que era el barquero que conducía las desdichadas almas al Reino de Hades, que era el mundo de ultratumba de todos los muertos, te exigía dos condiciones, primero que tuvieses un entierro digno y segundo que le pagases un óbolo, de ello se encargaba los familiares vivos, los cuales depositaban joyas en el campo santo o colocaba monedas bajo la lengua o sobre los ojos del difunto, los que no lo hacían estaban condenados a vagar durante cien años por la orilla del Río Arqueronte y la Laguna de Estigia.

     Nuestra segunda parada fue visitar el Museo de la Ciudad, ubicado en una casona solariega, el Palacio del Marqués de las Torres, un edificio del S. XVI, que sufrió una transformación en época barroca.



     Un hermoso patio central porticado nos dio paso a las distintas salas ubicada en el piso inferior.




     La antigua Carmon romana estaba ubicada a 30 km. de Hispalis (Sevilla), fue un importante centro de intercambio comercial, gracias a la fertilidad del Valle del Guadalquivir.

     Las salas nos muestra los materiales arqueológicos que se han ido encontrado hasta ahora, desde el paleolítico hasta el calcolítico, turdetanos o andalusís, pero las más importantes son las salas de los tartésicos y los romanos, donde existen piezas de un valor incalculable.




     Mosaico encontrado en unas obras de la vía pública, representa la estación del verano, deducción hecha por el viergo y las espigas de trigos, representación simbólica, las otras estaciones se cree que fueron destruidas o que están debajo de las casas colindantes a la calle.


     Algunos jarrones están representados por los seres mitológicos de “Grifos”, cuya parte superior es de un águila gigante y la parte inferior de un león.


      Una sala dedicada a José Arpa Perea pintor paisajístico español nacido en Carmona, posee obrar por todo el mundo, pudimos contemplar bocetos a carboncillo en tamaño natural, impresionante.

     Otra dedicada a Carmen Vega Ledesma, la sociedad decimonónica se caracteriza, sin lugar a dudas, por el auge y asentamiento definitivo de una nueva clase social, la burguesa, que fija en sus quehaceres y costumbres todo un corpus de imágenes a tener en cuenta por los artistas del momento,  esta burguesía muestra un gusto más que notable por el retrato, el cual será cultivado de manera destacada por la pintora anteriormente mencionada.



     Terminamos la visita bajando por las escaleras de entrada del Palacio volviendo de nuevo al patio interior, en aquel momento llovía copiosamente así que nos relajamos unos momentos y esperamos a que escampase.


     Continuamos con el itinerario marcado dirigiéndonos al Alcázar, esté se erige sobre la Puerta de Sevilla, formando un complejo defensivo inexpugnable, accedimos al Patio de los Aljibes por el Muro de la Cortina, una puerta romana antepuesta a otra de época islámica.



Iglesia de San Pedro
     La Torre del Homenaje que conserva intactos los sillares almohadillados y la Torre del Oro desde donde pudimos disfrutar de una estupenda panorámica de la ciudad de Carmona, su cámara fue utilizada como capilla.




     El Alcázar fue restaurado entre 1973 y 1975, sus dependencias se han habilitado para celebraciones de actos culturales, en la actualidad sirve como sede del Centro de Recepción Turística.




     En sus muralla podemos observar la distinta evolución que la edificación ha tenido hasta nuestros tiempos, la primera fortificación fue una torre de base circular que formaba parte del conjunto fortificado del S.VIII, los cartagineses construyeron un baluarte sobre la primitiva torre.




     Pasamos a la época romana en el S.III y comienzo del I a.C, reforzaron la estructura existente y añadieron la puerta del lado norte, sobre el bastión levantaron un templo, no fue hasta el S.XII cuando se debió edificar el aljibe, así como los muros y barbacanas que rodea el bastión.

     Tras la visita dimos tiempo libre para comer, hubo quien prefirió el calor de un buen restaurante, otros, los mochileros buscamos el cobijo de los soportales de la Plaza Abasto, un edificio de indudable belleza artística.



      Tras la marcha de la orden religiosa el poder civil concibió el proyecto de dotar a la ciudad de una plaza mayor porticada, estilo de moda en aquellos momentos, Ramón del Toro dirigió las obras en 1842 para diseñar esta plaza mayor bajo cuyos pórticos se distribuyen los puestos comerciales.




     Por la tarde visitamos el Convento de Santa Clara del S.XV, se construye sobre un espacio segregado del conjunto palaciego que la Familia Ponce de León poseía en la Collación de Santiago.

Virgen de Gracia, Patrona de Carmona



     La iglesia de estilo mudéjar conserva decoraciones de azulejería de la época, posee pinturas murales de Juan Váldes Leal, además conserva una serie pictórica de arcángeles y santas procedentes de los talleres que seguía los modelos de Zurbarán.



  El Retablo Mayor de estilo barroco sevillano, del escultor cordobés Felipe de Rivas, posteriormente se le añade la Torre Mirador, los últimos dos niveles está dotado de grandes ventanales protegidas con enormes enrejados para preservar la intimidad, una escalera de caracol y cuatro pasarelas de madera conduce a las cuatros buhardillas, esta permanece cerrada al público.




     A vista de pájaro estábamos disfrutando de una estupenda panorámica de la ciudad, tras despedirnos de las encantadoras monjitas nos dirigimos a La Puerta de Córdoba para tomar el autobús para volver a nuestro pueblo.







    Entramos en Rota con un sol radiante, una jornada estupenda,  aprovecho la ocasión para dar las gracias a los compañero por las fotos cedidas y terminare quitandole la pelusilla de celillos que tiene mi compañera Lola, para ti con todo mi cariño.


Una historia sin palabras que  se escribe en la mirada,
ausente en la fina lluvia que muere en la losa mojada,
sentimiento de ternura que habla en la hora sosegada,
aroma de primavera que vives en silencio enamorada.