Nos dirigíamos a los pies de Sierra Nevada, concretamente al
término municipal de Güéjar Sierra, una tranquila Villa en la Vega de Granada.
Tras unas cuantas horas de viaje entrabamos al pueblo, lo
divertido y curioso fue que con escolta municipal llegamos al Hotel Juan
Francisco, un ambiente encantador y estilo andaluz rodeaba las instalaciones.
Después del copioso almuerzo típico de la zona visitábamos
Granada, la ciudad de la Alhambra, capital de la Andalucía oriental, mora y
cristiana, barroca y romántica, su riqueza artística constituye el más emblemático
ejemplo de la historia musulmana, último
baluarte del Islam en España.
Atravesábamos la Puerta de Elvira para llegar a una de las
calles más antigua de la ciudad conocida como la Cuesta del Darro junto al río
del mismo nombre nos llevo hasta el Barrio del Albaicín (Barrios de los
halconeros), y tras disfrutar de la esencia musulmana en una peculiar y
tradicional tetería llegamos al Mirador de San Nicolás, uno de los sitios más
bellos y extraordinario de la ciudad, desde donde la panorámica de la Alhambra
es espectacular, cuando el sol brilla se reflejan los rayos sobre las piedras
del Calat Al-Hamra (Castillo Rojo), sin embargo hoy el cielo andaba entordado,
pero las imágenes eran igual de bellas.
Retornamos siguiendo los pocos indicios que quedaban de las
Murallas del Albaicín, con siglos de
historias de reyes y villanos, pronto estábamos en el Monasterios de los
Capuchinos justo en la Plaza del Triunfo donde nos recogería de nuevo el autobús.
Sábado por la mañana y tras el desayuno nuestros guías Manuel
Y Marga nos conduciría por la vereda del El Castillejo, saliendo del pueblo tomamos la carretera que va a la
Central Eléctrica en la Cola del Pantano de Canales, después de pasar el Río Genil
tomamos el carril que va a El Sotillo, ascendíamos el barranco la altitud y el
terreno pedregoso hizo desistir a unos cuantos.
Por el barranco bajan multitudes de pequeños regueros de agua y
la vegetación la forma principalmente pinos, nogales, higueras y hermosos
cerezos e indudablemente acompañado de numerosas plantas aromáticas.
En este punto se encuentra un pequeño nacimiento-manantial de
agua cristalina, esta fuente natural es conocida como Fuente del Tío Perrancano, bajo
la ladera del pinar y sobre la margen derecho del Arroyo del Castillejo.
Tras cruzar el río debemos ascender por el inclinado sendero el
cual nos conduce
al Cerro del Chaparral o del Toro y donde se encuentra las ruinas de la antigua
fortaleza árabe del El Castillejo (S. XI) a
1.612 m. de altitud.
San Edi crucificado
Así de bonitos florecían los almendros
Tras el descanso
del bocata, en este hermoso mirador de la naturaleza, nos volvimos por los pasos
ya andados, de vuelta a Güéjar Sierra, y aprovecho la ocasión para agradecer a
Manuel y Marga su espíritu del buen hacer y por los valores de calidez y sencillez que nos transmitieron, sin duda
regresaremos a este maravilloso lugar. Por la tarde se
dio tiempo libre para visitar la Villa.
Domingo tocaba retornar a nuestra pueblo, pero antes
visitaríamos El Centro del Visitante “El Dornajo”, una forma diferente de
conocer el Espacio Natural, un viaje histórico conociendo el patrimonio natural
y cultural de la comarca.
Ahora tocaba subir a la Estación de Esquís Pradollano, justo
en el corazón de Sierra Nevada a los pies del Veleta, el intenso calor de días
anteriores hizo que parte de la nieve desapareciera, en la estación permanecía
algo por los cañones artificiales, al autobús no le estaba permitido subir más
allá de la zona en cuestión, de nuevo tiempo libre para disfrutar de la nieve.
Acabada la visita, acabada las vacaciones de fin de semana,
parada en carretera para almorzar y regreso a casa.
Caminos que perduran en la
retina, cuerpos cansados y piernas temblorosas, una paleta de colores de
pintores inolvidables, horizontes lejanos y latidos entrecortados, recompensa
….. literatura sabia de compañerismo
y amistad.
Hasta pronto compañeros.
Hola amigos, quiero en primer lugar agradecer a Teresa todo el tiempo que le echa a la Asociación en este blog que todos compartimos. Gracias a ella podemos rememorar esos momentos imposibles de describir, esos paisajes, esos olores de la tierra húmeda, nos reconocemos en las fotos y volvemos a experimentar todo lo que vivimos. Gracias Tere, con cariño.
ResponderEliminarGracias a ti amiga Carmen por comentar y estar ahi, un placer para mi poder hacerlo.
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