12 de junio de 2010

Garganta Verde - Barranquismo

     Nuestra Asociación “En Ruta” realizaba este fin de semana dos actividades, una de senderismo a los Llanos de Rabel y otra de barranquismo en el Cañón de la Garganta Verde.

   Cuando ofertamos una actividad de nivel alto intentamos poner otra de nivel medio cubriendo las peticiones de los participantes, de esta forma atendemos todas las propuestas llegadas a la Asociación y nadie queda descontento.


     Esta vez nos fuimos al Parque Natural de Grazalema a unos 3 km. de Zahara de la Sierra, entre la Sierra del Pinar, la Sierra Zafalgar y el Embalse de Zahara.


     Salimos sobre las ocho de la mañana y tras desayunar en el cruce de Zahara de la Sierra nos dirigimos a la entrada de la Garganta Verde, el grupo participante para hacer barranquismo se bajo en este lugar, el segundo grupo tras entregar el permiso en la caseta de información continuo 600 m. más adelante por carretera hasta la entrada de los Llanos de Rabel.


     El primer grupo bajo hasta el claro donde nos esperaba los monitores especializados, tras explicarnos un poco el equipo que deberíamos utilizar nos dispusimos a colocarnos la indumentaria, poco después sobre las 11:00 h. comenzábamos el itinerario.


     Cuando se trabaja cara al público siempre se debe estudiar las exigencias del grupo participante, la empresa contratada no estuvo al tanto de estas necesidades, colocarnos los equipos completos desde el principio del recorrido no fue lo más acertado, nos enfrentábamos a una bajada de casi 2,5 km. con los trajes de neoprenos puestos y con una temperatura de casi 24º cara al sol, “una verdadera locura”.

     Otro grupo de chicos jóvenes se nos unió, en total éramos 14 participantes.


     Tras pasar la cancela tomamos el sendero, pasamos de largo algunos puntos de interés la Fuente del Pinar, el Mirador del Río Bocaleones, el Pozo de Retamalejo y el Chozo, estos puntos hacen atractivo el itinerario, pero por lo visto para los monitores no eran importantes verlos, son escasamente 100 m. de recorrido y merecía la pena hacerlos, porque hubiésemos disfrutado de una bonita perspectiva de la Garganta Verde.


     Éramos autómatas con los trajes puestos, no teníamos agilidad para movernos, durante el trayecto de bajada algunos iban quitándose cosas del equipo, chaqueta, monos a media cintura, el calor era insoportable, ya íbamos medio asfíxiados.


     La cuestión es que algunos lo paso realmente mal, hubiera sido mejor y como consejo para esta  empresa que el equipo fuera en nuestras propias mochila hasta que hubiésemos llegados a las pozas, al igual que las botellas de agua, las instrucciones de los monitores responsables fueron que deberíamos llevar el menor peso posible, y lo que quedó se metió en una bolsa, nadie del grupo llevaba agua encima y cuando insistíamos en beber, siempre obteníamos la respuestas de “más adelante”, como monitora responsable del grupo participante es una locura deshidratarse y no reponer líquidos, este fallo nos puede costar un buen disgusto.


     Gracias a que nuestro compañero Juan José llevaba una de esas mochilas y los que nos retrasábamos en la bajada pudimos a duras penas tomar algo de líquido, creemos que cada uno debe llevar su propio peso y no carga a un solo participante con los enseres de los demás, éramos autosuficientes y podíamos llevar nuestras propias mochilas.


     Desde los primeros momentos la vegetación cambia con respecto al tramo anterior y a orillas del camino se instala un tupido matorral, allí donde el suelo lo permite, destaca la presencia de la sabina fácilmente identificable por sus pequeñas bayas de color marrón oscuro, no faltan las retamas, matagallos, lentiscos o cornicabras, la especie arbórea más abundante es aquí el algarrobo, que actúa casi como rupícola viéndose obligado a crecer en las oquedades donde se acumula algo de suelo o entre las mismas fisuras de las rocas calizas.


     El acebuche, también abundante nos acompaña en nuestro descenso, en esta ladera más expuesta al sol encontramos junto a las especies citadas otras de carácter termófilas como el palmito, la zarzaparilla, tomillo, o el espigo negro conocido también como cambronera, arbusto del que se afirma toma el nombre del cercano Monte de Cambronera, por cuya falda caminábamos.

Zarzaparrilla - Smilax Aspera


     Estas especies, que denotan influencias del piso termomediterráneo, se ven acompañadas a lo largo de todo el camino de descenso por otras propias de terrenos secos y abiertos, encontramos aquí distintas especies de leguminosas como el inconfundible trébol hediondo, fácilmente reconocible por su olor, la alacranera o la hierba de plata.

 Hierba de plata - Argyrolobium Zanonii


     El camino continuaba descendiendo hacia la Garganta Verde, frente a nosotros veíamos las estribaciones de la Sierra de Zafalgar, al poco pasábamos bajo una cornisa formada en la pared que casi techa la vereda, y bien pudieran ser los techos de cavidades anteriormente hundidas, a partir de este lugar el sendero se estrecha y bajábamos la ladera zigzagueando con rápidas pendientes, en estas paredes rocosas el matorral incluye las mismas especies que en zonas más altas pero se presentaba mucho más aclarado.


     Descendíamos hasta la Cueva de la Ermita, encontrándonos unos escalones cincelados sobres las piedras o hecho de hierro y cemento, algunos metros adelanten han colocado un barandal de hierro para facilitar el descenso.


     Después de 1:30 h. descendiendo por fin llegamos al seno del Arroyo Bocaleones, desde la Sierra del Pinar nace el arroyo del mismo nombre, a este se le une el Arroyo Ballestero a partir de las Lomas del Montón se convierte en el Arroyo Bocaleones atravesando todo el cañón hasta el Río Guadalete.

 

     “Gracias a Dios que llegamos”, un frescor inusitado nos invade, buscábamos sombra y algún chaco para refrescarnos, en los meses más calurosos del estío las diferencias térmicas entre la parte superior de la pared y la gruta puede superar los 10º, las altas y verticales paredes, proyectan sobre el cañón una permanente sombra que lo mantiene fresco y húmedo, si a esto añadimos, que aún en los meses de verano resuma el agua por multitud de grietas y fisuras, comprenderemos cómo la vegetación que en estos lugares se desarrolla debe forzosamente contrastar con la que crecía sobre las paredes expuestas al sol.

Adelfa Baladre -Nerium Oleander

     Caminamos para dejarnos sorprender por el cañón, avanzábamos sobre enormes y pulidos cantos del lecho, entre grandes adelfas arborescentes que crecen en las orillas, pudimos admirar la majestuosidad de las paredes de la garganta, techada por la estrecha tira azul a la que se reducía el cielo visible desde allí.


     El silencio se salpica de sonidos debidos a las aves que viven en las paredes del cañón, observando las laderas comprendemos a que se debe el topónimo de Garganta Verde con que se conoce este paraje, ya que sin duda obedece a la coloración que la vegetación siempre verde da a las paredes, en el lecho del río donde se acumula algo de suelo, crece una vegetación totalmente distinta a la que hemos venido observando durante el descenso, ésta de marcado carácter xerófilo, las adelfas, que forman el techo arbóreo, alcanzan en muchos lugares un tamaño sorprendente, que hace sombra al resto de los arbustos, entre las rocas crecen higueras que anclan sus raíces en las mismas fisuras, y que nos sorprendía con su aroma, más raros son los laureles, que sin embargo encontramos aquí creciendo espontáneamente.

Helechos - Asplenium Asomanes

     Apenas andamos 200 m. cuando hallamos en la pared izquierda del cañón, en la parte cóncava de un pequeño meandro, la sorprendente gruta conocida como Cueva de la Ermita o Ermita de la Garganta, tiene forma de un cuarto de esfera y es de grandes proporciones, de color rosa, pero un rosa extraño que no tiene nada que ver con la carne, el verde es también irreal, un verde helecho, de alga, de acuarela, húmedo, submarino, con transparencias, al fondo observamos las estalagmitas y estalactitas formándose, toda la cueva tiene un extraño aire de víscera, de creación, de entrañas de la tierra, el suelo es de arena fina, pero entre las estalagmitas encontramos diminutas piletas donde el agua filtra gota a gota, es un agua purísima, lustral, a punto de solidificarse en cristal de roca.


     Nos quedamos boquiabiertos, lo que sentíamos era indescriptible, disfrutábamos de una maravilla de la naturaleza, las gotas de agua caían, parecía que llovía dentro de la gruta, una sensación divina.

    

     La Garganta Verde, excavada por el Río Bocaleones, constituye un profundo cañón abierto entre las paredes del Monte Cambronera y una larga loma que se eleva a la izquierda, con una longitud superior a los 3 km., sus desniveles iniciales son suaves pero aumentan progresivamente hasta formar un cañón estrecho, cuyas verticales paredes llegan a alcanzar casi 400 m. de desnivel. esta configuración se mantiene hasta que bruscamente desaparece al llegar a la confluencia con el arroyo de la garganta, donde el Bocaleones forma un valle abierto, dando origen a una zona de ricas huertas, hasta que se une al Guadalete, el cañón ha sido excavado entre materiales calizos y dolomíticos del liásico inferior, pertenecientes a la unidad de la Sierra del Labradillo a Sierra de Zafalgar, cuyos estratos presentan aquí una estructura casi tubular, habiendo sido hallados en algunos lugares tal como pudimos apreciar en las paredes de la garganta.


     Su formación y posterior evolución geomorfológica todavía se discute, sin embargo dos vienen a ser las explicaciones más aceptadas: para unos la Garganta Verde se formó debido a la acción de las aguas superficiales que aprovechando una falla existente en la zona que iría profundizando el cauce en un lento y largo proceso de erosión vertical, otros autores piensan que la erosión superficial llevada acabo por el río provocó el hundimiento de su lecho al enlazar con formaciones subterráneas de origen cárstico, esta explicación podría tener relación con la existencia de la Gruta de la Ermita.



     Por las especiales características geológicas de la estrecha garganta el lugar se convierte en un paraíso para las aves que hallan en las paredes verticales de la Cambronera grietas y oquedades inexpugnables para construir sus nidos, la garganta alberga una de las comunidades ornitológica más importantes de la provincia de Cádiz entre las que hallamos un buen número de especies protegidas por la ley, de especies invernantes y de otras poco abundantes en estos parajes.



     A lo largo del cañón no fue difícil observar a la chova piquirroja, a los vencejos reales y comunes que cruzaban como flechas sobres nuestras cabezas; a los pequeños aviones y algún colirrojo tizón, en las zonas altas de la pared de la Cambronera menos verticales abundan otras especies importantes como la colonia de buitres que habita en la zona y que les vimos volar con mucha frecuencia.

Colirrojo Tizón - Phoericurus Ochruros



     Poco tiempo tuvimos para disfrutar del lugar, el descanso del bocata fue de unos 15 m. aproximadamente, sin gana alguna de comer, pues unas horas antes habíamos desayunando, nos tuvimos que zampar lo que llevábamos porque a partir de aquí teníamos que meternos en agua.

     A partir de aquí comienza propiamente el barranco, lo primero que te encuentras es el desfiladero de la Garganta y a continuación después de unos metros el primer rappel, una vez allí tuvimos que esperar nuestro turno, en ese momento había otro grupo que estaba bajando.

     Superamos el rappel sin dificultad, una vez abajo tuvimos que sortear una enorme piedra encajada en el desfiladero, el grupo joven nos superaba en agilidad, pero ya no había vuelta atrás.


     A continuación caminamos sobre el seno un buen rato hasta la siguiente poza......


.... cruzamos el agua a media cintura, íbamos sorteando durante el trayecto enormes rocas y alguna que otra poza pequeña.


     A veces la vegetación nos permitía ver el cielo y las paredes verticales del cañón, las adelfas florecidas cubrían prácticamente toda la ruta.


     El siguiente rappel era algo más difícil porque tenía "barriguita", algunos saltaron a la poza perfectamente, otros a trompicones y el resto tomaron el camino más fácil sorteando las enormes rocas, continuamos por el cañón entusiasmado preguntándonos que era lo siguiente que nos íbamos a encontrar.

Roca, y roca, y más roca......

....... y más roca, roca, y roca.

     Continuamos hasta el salto mas grande, bueno a ver quien va primero a la poza, algunos lo superamos con cosquillitas en el estomago, otros decidieron bajar con las cuerdas.


     Los saltos de los participantes se sucedían, un pobre sapo luchaba en las ondulaciones del agua por salvarse, le pusimos a salvo sobre una roca y se mantuvo expectante.

Disfrutaron como enanos.

     A partir de aquí seguimos el cauce del arroyo que fue estrechando cada vez más, tuvimos que guardar la cámara para no mojarla, una pena pues era la zona más bonita, es la parte más húmeda del cañón, con los pies siempre en el agua continuábamos avanzando, de vez en cuando no evitábamos caernos, ocasión que aprovechábamos para culear flotando ayudándonos de la correntía de agua.

     Al llegar a la zona más caudalosa respotábamos nuestras botellas en el manantial que brotaba del la pared del cañón, un agua pura y cristalina, continuábamos por el arroyo sorteando la maleza cuando de repente  nos metimos en el último desfiladero de la garganta, sin tocar fondo lo cruzamos nadando hacia atrás impulsándonos con las manos sobre las paredes verticales, flotábamos mirando al cielo ¡Que maravilla!, pronto alcanzábamos el antigüo puente romano, denominado Puente de los Palominos, el nombre le proviene del apellido del antigüo dueño de la finca.


      Pocos metros después llegábamos al puente de hormigón que salva de las crecidas la vía pecuaria de Zahara de la Sierra a Benamahoma, una vez finalizada la ruta nos dispusimos a secarnos y a ponernos ropa limpia.


     Una experiencia inolvidable, estábamos exhaustos tras siete horas de bajada por el cañón, pero nos sentíamos felices por la experiencia vivida, tras secarnos volvimos a Zahara de la Sierra para encontrarnos con el segundo grupo que nos esperaba y que habían realizado los Llanos de Rabel.

¡Volveremos!

4 comentarios:

  1. Todos los que estuvimos allí pasamos un día inolvidable. Creo que algunos de nosotros teníamos dudas de si seríamos capaces de hacerlo, pero lo hicimos. Gracias Tere por animarnos a hacerlo y por ese día tan maravilloso. Creo que nunca lo olvidaremos.

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  2. Que buen reportaje ¡¡¡¡
    Saludos y hasta otra aventura
    (Pablo, el de los rizos)

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  3. Agradezco vuestro apoyo a ver si nos vemos en la próxima.

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  4. Tere, tenemos que hacer mas rutas como esta.La experiencia ha sido maravillosa.gracias

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