12 de junio de 2010

Llanos de Rabel en el Puerto de los Acebuches

     El sendero se localiza en el Parque Natural de Grazalema, saliendo de Zahara de la Sierra  tomamos la carretera que va al Puerto de las Palomas, a unos 4 km. a la altura del Puerto de los Acebuches, en las Lomas de las Casillas.


     Todos los caminos te llevan a alguna parte y el de hoy nos acercaba a un paraíso, un lugar recóndito de la provincia de Cádiz denominado Llanos de Rabel, el nombre le viene dado por la presencia en estas tierras durante años del pueblo musulmán, a la zona acudían por agua los habitantes de los asentamientos cercanos, espacio que se convertía en lugar de reunión en el que pasar la velada, que en muchas ocasiones era amenizada con la música de rabel, especie de laúd de sonido muy agudo, la zona tiene un halo misterioso y mágico, donde parece que el tiempo se ha parado para dar paso al perpetuo gozo de la naturaleza, un lugar perfecto para pasar la jornada.


     El tajo de la Garganta Verde desde el Llano de Rabel.

     El grupo se había dividido minutos antes, el primer grupo se disponía a realizar el descenso de la Garganta Verde y el segundo compuesto de doce más uno nos preparábamos para tomar el sendero de los Llanos de Rabel o de Revés, como popularmente lo llaman los zahoreños.


     Las vistas desde el comienzo del sendero ya son espectaculares, ante nosotros el gran Embalse de Zahara, el Río Guadalete abastece el pantano, desde su nacimiento en el Puerto de las Presilla desciende torrencialmente hasta la confluencia del Arroyo de Montecorto, situado en la cola del embalse, a partir de este punto atraviesa los Montes de Grazalema y El Gastor hasta la cerrada de la presa, el embalse además de actuar de regulación del río, sirve para poner en riego una amplia superficie en la zona denominada Los Llanos de Villamartín, la capacidad del pantano es de 223 hm. cúbicos.


     Tras el panel informativo del Parque Natural sorteamos la cancela por los escalones situados a su izquierda, descendíamos por una ancha pista de compacto firme, avanzando paralelo al Arroyo Ballestero que en esta ocasión y a esta altura iba seco.


     Pronto divisábamos la silueta piramidal del Cerro del Montón, a nuestra izquierda, es decir hacía el oeste teníamos una panorámica estupenda de la Sierra de Zafalgar, con los Cerros de Cornicabra y del Pilar, Peñón de los Halcones y el Puerto del Horno de la Miera.



     El tiempo se presentaba inestable, todos iban con la “mosca detrás de la oreja”, por aquello de que podía llover en cualquier instante, pero gracias al destino no fue así, una nube negra se mantenía sobre la Sierra del Pinar, que impedía ver más allá de su ladera norte, descendíamos suavemente por la pista para momentos después llegar a una antigua calera.



     Observábamos los restos de una antigua calera del siglo pasado, se excavaba un pozo circular en el suelo de unos 4 m. de altura, este hoyo era recubierto por un muro perimetral de roca caliza alargadas superpuesta unas con otras, sobrepasando la superficie formando un iglú, en su interior se colocaba leña, aulagas ú otros despojos de tratamientos servícolas, terminada la calera se cubría de jara y matagallo y luego de una capa de barro, se encendía el ingenio por una pequeña puerta que se dejaba en el muro, este se mantenía activo tres días y tres noches, finalizada la operación se sacaba de entre 40 a 60 toneladas de cal.

      Nuestro primer ejemplar de pinsapo.


     Tras la visita y el reconocimiento de la zona continuamos, la exuberante vegetación de sotobosque mediterráneo nos acompaña durante todo el trayecto, avanzabamos junto a un muro de piedras que aguanta las laderas del Cerro del Montón, caminábamos entre quejigos y encinas, el musgo ha tapizado los troncos y las ramas de los árboles y los “polipodium” brotan dando vida al lugar.

     El Pico de la Torre.

     El Torreón.
     ¡Impresionante!

     Si tenemos por costumbre observar el cielo, apreciaremos las infinitas formas que toma el agua en estado gaseoso, los cúmulos nimbos son unas enormes nubes de desarrollo vertical, cargadas de agua y de energía, en la montaña es fácil presenciar la formación de estas nubes, el problema lo tenemos cuando se nos viene encima, lo mejor, quitarse de en medio.

     El San Cristobal.

     Este cúmulo de nubes sobre la crestería nos impedía disfrutar por completo de la Sierra del Pinar, en su ladera norte destacamos el bosque de Pinsapos y el Torreón (1654 m.) siendo éste el pico más alto del Parque Natural de Grazalema, el Pico San Cristóbal, el Puerto de las Cumbres y el Pico de la Torre.


     Poco después atajamos para cruzar  una placa de hormigón sobre el Arroyo Ballestero, de momento esté va seco, sospechamos que en época de lluvias la zona será un barrizal, cuando el arroyo va crecido hay que cruzarlo por un puente de madera que la consejería ha colocado un poco más arriba.


     Minutos después llegábamos a los Llanos de Rabel, la mayoría, por no decir todos quedaron maravillados por el paisaje que la zona nos ofrecía, el llano se presentaba salpicado de encinas centenarias, el suelo estaba cubierto por un espeso manto verde adornado por pequeñas florecillas amarillas (Leontodon Hispidus) momento que aprovechamos para admirar tal belleza.



     Estas encinas ha resistido durante años las inclemencias del tiempo, la vejez de estos ejemplares lo podemos deducir por el interior de los troncos que están huecos, por la madera muerta o podrida que algún incendio habrá causado hace muchos años, otra prueba es que la unión del tronco con el terreno ha quedado descubierta en muchos lugares debido al desprendimiento del terreno que lo sujetaba, quedando a la luz las enormes raíces con apariencias de “Garras” a modo de patas.



     De nuevo el grupo se divide, algunos prefirieron descansar en el llano, los restantes decidimos realizar el Camino de los Pinsapos, la zona en concreto es la parte norte del pinsapar, la Consejería de Medio Ambiente esta repoblando las zonas dañadas, observábamos durante el recorrido nuevos pinsapos, el sendero tiene un kilómetro de recorrido circular.


     El Pinsapo (Abies Pinsapo Boiss), es una de las diez especies de abetos considerado reliquias de los extensos bosques que cubría la cuenca mediterránea durante la Era Terciaria.


     Curiosidades como esta, un pinsapo nacido entre las raices de una encina. El sendero esta habilitado, a través de un bosque mixto avanzábamos, dando paso a zonas de umbrías y solanas, ascendíamos para luego llanear un poco, notábamos que algunos de los especimenes estaban afectados por la “seca”.

     Detalles de la rama.

     Siempre apretadas, radialmente alrededor del brote, tiene forma de cepillo de 1 a 2 cm. de largo, rígidas, puntiagudas, pero sin ser punzante ni surcada, de un color verdegris o verdeoscuro, la sensación al tocarlas es de apariencia plástica.

     Brotes nuevos de pinsapos.


     Un entorno privilegiado, las nubes comenzaba a disiparse, la panorámica de la crestería de la Sierra del Pinar nos sorprendía, a poco de las instantáneas fotográficas bajábamos por el sendero escalonado, la consejería a colocados traviesas de madera para aguantar el terreno permitiendo que el descenso sea suave, anteriormente la hojarasca junto con la condensación de humedad más la inclinación del terreno ocasionaba que el descenso fuera algo brusco.

     Arroyo del Pinar, este si llevaba algo de agua.

     Ruinas del antiguo Cortijo del Pinar.


Y cayó sobre la hierba verde,
soñando con un cielo azul,
sendero blanco que se pierde
allá en el puente del abedul.

Palabras que suenan al viento,
entonando una vieja canción,
escucha el silencio un momento,
y pronto te vendrá la inspiración.

(Para mi pequeña Ellen)

     Corona de Fraile - Cirsium Achinatum.

     Mariposa de la Mostaza - Pontia Daplidice.

     A poco estábamos de nuevo en los Llanos de Rabel reuniéndonos con los que no decidieron subir, era ya hora de tomarnos el bocata, sobre las 2:30 h. emprendimos el regreso, a poco veíamos el puente de madera mencionado anteriormente, para salvar las orillas cuando el Arroyo Ballestero va crecido, a mitad del descenso nos topamos con ganado vacuno, era época de cría y había que mantener las distancias, pues las vacas andan recelosas con sus ternerillos.

     Vivero de la Consejería de Medio Ambiente.

 
     El ascenso se hizo corto, tras tomar el autobús pusimos rumbo a Zahara de la Sierra con el fin de hacer tiempo hasta que el segundo grupo volviera de la Garganta Verde, paramos en la almazara de aceite, pero esta permanecía cerrada, así que continuamos hasta el pueblo, tras el café de la tarde alguno decidieron descansar, otros se dedicaron a visitar los alrededores y otros buscaba la fábrica de quesos con el objeto de aprovisionarse de tan ricas viandas.

     Mirador en la entrada de Zahara de la Sierra.

     Iglesia de Sta. María de la Mesa, del S.XV al S.XVII.

Calle típica.

     A eso de las 6:30 h. de la tarde vimos aparecer la furgoneta que traía de vuelta al grupo que había descendido por la Garganta Verde, entusiasmados y nerviosos no paraban de relatarnos la experiencia vivida durante la jornada.

Panorámica de Zahara de la Sierra.

Versos de José Zorrilla.

Torre del Relój

     Torre del Homenaje del Castillo del S.XVII.

     Reunidos ambos grupo pusimos rumbo a Rota, haciendo una parada en la Venta Cuatro Mojones para merendar, ocasión que aprovechamos los que hiciemos barranquismo para brindar con los compañeros senderista por lo bien que había trascurrido todo, la jornada había acabado bien.


    Gracias Seve por pasarme las fotos y hasta la próxima.

1 comentario:

  1. Fué una ruta muy bonita, con un entorno maravilloso, me encantó el camino de los pinsapos,difruté de su paz, sus olores y todo lo que tenía a mi alrededor.Estoy muy contenta de estar en la asociación y rodeado de buenas gentes.Un saludo y gracias Tere.

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